La cocina: un hervidero de emociones
Valeria Quiroga
La cocina tradicional, a menudo romantizada como un espacio de creatividad y pasión, es
también un entorno de ansiedad. Las largas jornadas, los estándares de calidad y la
competencia pueden generar un estrés considerable en los cocineros.
“La presión por ser perfecto o innovar constantemente es abrumadora a veces”, confiesa
Emilia Garrido, una chef con años de experiencia en la repostería. “A veces, cuando estoy
bajo mucha tensión, tiendo a complicarme demasiado las cosas”.
Esta sensación de ansiedad constante puede llevar al “burnout”, un estado de agotamiento
emocional, físico y mental que afecta la capacidad de un gastrónomo para disfrutar su
trabajo y crear platillos únicos.
El estrés crónico se manifiesta desde la dificultad para concentrarse, hasta conductas poco
saludables como el abuso de sustancias para afrontar la tensión. “Algunos chefs se vuelven
más irritables y explosivos, lo que crea un ambiente de trabajo tóxico”, señala Garrido.
La industria gastronómica sigue trabajando para fomentar estrategias de cuidado a la salud
mental de los profesionales de la cocina, como implementar horarios de trabajo más
razonables y crear un espacio de trabajo positivo.
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